Japoneses en México

Hacia 1940 había en México una pequeña comunidad de inmigrantes y ciudadanos de origen de japonés que la pasaron muy mal los años de la Segunda Guerra Mundial en este país.

Sus penurias comenzaron luego del ataque japonés a la isla de Pearl Harbor y la declaración de guerra de Estados Unidos, en diciembre de 1941.

A partir de ese momento, el entonces presidente Manuel Ávila Camacho rompió relaciones con Japón, suspendió vínculos comerciales y ordenó una serie de restricciones a la pequeña comunidad nipona en México, que rondaba los 6.000 habitantes.

Escandalosamente, en realidad, ordenó que todos, dispersos en distintos estados del país, debían concentrarse en las ciudades de México, Guadalajara, Cuernavaca y Puebla.

También hubo a quienes sometió a espionaje o encarceló por considerar que representaban un peligro para el país.

México entonces declaró la guerra a los países del Eje que formaban Alemania, Italia y Japón, y mandó a combate al Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea.

Los reflectores de la historia, por su puesto, dirigieron su luz hacia las escenas heroicas de México en el combate y en la penumbra quedó el “vergonzoso” trato de México hacia los japoneses, algunos de ellos ya nacidos en México o nacionalizados (se calcula que eran 1.500 los mexicanos de ascendencia nipona).

De este capítulo de la historia mexicana dan cuenta las amplias investigaciones académicos y libros publicados de la doctora María Elena Ota Mishima, el académico Francis Peddie y el doctor Sergio Hernández Galindo.

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